“Por su visita... Gracias”

Lo vemos casi todos los días al pasar por la calle encinas, esta justo enfrente de la Universidad de Sonora; Aunque sobrevive de solo donativos; El asilo de ancianos se ha convertido en un icono de la ciudad del sol. El establecimiento consta de una gran gama de lugares donde nuestros viejitos pasan sus días.
En la entrevista con la enfermera Roció Baca Chávez dice: “En el asilo tenemos 5 dormitorios de los cuales 2 son para tres personas, 2 comedores, enfermería, cocina, gimnasio, capilla, estancia, y la guardería; la cual está abierta de las 8 de la mañana a las 3 de la tarde. La guardería es para ancianos no residentes los cuales, son entregados y recogidos por su familia”. Al preguntarle de que se sustenta el asilo ella responde; “el asilo se sustenta de donativos principalmente, el gobierno también da su donativo con un programa llamado peso por peso el cual consiste en que por cada donativo que recojamos se donara una cantidad igual. Además están de donaciones del redondeo VH, Bimbo y La Yarda que contribuye con víveres.

“En la institución intervienen varios dirigentes –menciona ella- esta primero el patronato que se encarga de la recaudación de fondos, el director general Eduardo Castro, la Administradora Guadalupe Quintero y 2 enfermeras una en la mañana y una en la tarde”.

Los Ancianos

¿Cómo se trata a un anciano?
“Lo que se hace en el asilo, es tener un trato directo con la persona mayor, el personal que trabaja aquí debe tener presente que está con una persona débil y tratarlos como nos gustaría que a nosotros nos trataran, por eso muchos voluntarios se salen”; además, recalca ella que la principal razón del abandono del anciano es la falta de cariño por parte de sus familiares y que esto va vinculado con el nivel social de donde venga la familia. “La mayoría de los ancianos en el asilo vienen de familias que tienen su casa en la Pitic, es mas, la tía de un funcionario del PRI vive aquí”.

El asilo de ancianos es mas que un mural que da vista al Boulevard Encinas, con unos viejitos que ven pasar a la gente, solo hay que dar una vuelta y verlos a los ojos; esos ojos que te cuentan historias.

Erick Adrián López Gutiérrez